La teoría de la Información confirma que ha de existir un Diseñador
¿Qué es un sistema de información?
Un Sistema de Información es una colección coherente de datos que pueden ser almacenados, procesados y recuperados. El universo mismo es un sistema de información, más precisamente.
La física cuántica, abrió definitivamente el paso para que entendiéramos que la determinación de la realidad y la información están unidas. Cuando se produce un suceso, ello es informativo, pero también, inversamente, cuando se produce información se determina un suceso dado. Debemos entender el universo como algo de una naturaleza completamente informativa y comunicativa. Su esencia es la de un proceso de interrelación entre las partes que lo componen. Esa interrelación traspasa el tiempo y el espacio y construye, o crea, la realidad.
Cuando analizamos las unidades fundamentales de la realidad, las que lo componen todo a nuestro alrededor, ya no debemos pensar en estas unidades como fragmentos de energía o materia, sino que deberíamos pensar en ellas como unidades de información, ya que, la mecánica cuántica, nuevamente, supone la clave para entender este fenómeno, ya que tiene la propiedad, como vimos, que es la siguiente: no se puede decir que algo exista o no, a no ser que se haya realizado una medición, así que es impreciso decir: «tenemos un átomo situado aquí», a no ser que hayamos interactuado con ese átomo y recibido información que corrobore su existencia ahí.
Por ende, es incorrecto lógica y físicamente, o mejor dicho experimentalmente, hablar de fragmentos de energía o materia que existan con independencia de nuestra capacidad de confirmarlo experimentalmente.
Información en la naturaleza. Todo es información
La Tabla Periódica de los Elementos contiene los elementos básicos para todos los objetos físicos. La molécula de agua es un sistema de información que combina los dos elementos “hidrógeno” y “oxígeno”. El punto importante aquí es que los sistemas de información son programables y fueron programados al inicio.
¿Por qué el átomo de hidrógeno se combina con el átomo de oxígeno? ¡Debido a que han sido programados para hacerlo! Los sistemas de información para los procesos físicos existen por encima del nivel físico. Al dar un paso adelante de la limitada percepción de los cinco sentidos físicos, se comienza a entender que las agregaciones de la materia física, y las leyes físicas que les permiten interactuar, deben ser programadas a partir de un sistema de información, así como un programa informático crea una presentación multimedia que puede entretener e informar.
El agua es un sistema de información programada que es vital importancia para toda la vida en el planeta tierra.
Nuestros cuerpos son sistemas de información. El hígado, por ejemplo, está programado para eliminar los residuos, el corazón está programado para bombear la sangre, los pulmones para recibir oxígeno y liberar dióxido de carbono, etc. Cuanto más sepa acerca de los sistemas de información de su cuerpo, mejor estará en su programación. El universo es información.
Cuando se programa una computadora, por ejemplo, usted le da un conjunto de instrucciones que hacen que ésta haga algo. Las instrucciones para la computadora son pequeños paquetes de vibración, impulsos electrónicos. Los productos informáticos también son pequeños paquetes de vibración que usted ve en su monitor y escucha a través de los altavoces. Cuando se cambia el programa del ordenador, lo que se muestra también cambios.
El cuerpo físico es el equipo informático. En otras palabras, nuestras células receptoras están programadas para reconocer una cierta (muy pequeña) banda ancha de vibración, y hacerlo convincentemente real para nosotros. Aquí está el punto: todos los sistemas físicos son sistemas de información, tienen una programación que determina cómo funcionan los procesos físicos, y la forma de los objetos que lo componen. La tierra es un sistema de información.
Un átomo de hierro, o las macromoléculas que constituyen un determinado mineral tienen mucha información sobre cómo es el universo, Una célula, de la misma forma, contiene una inmensa cantidad de información. Pero todavía hay más: los sistemas nerviosos de los seres vivos poseen la emergencia de sensaciones, percepciones, conciencia, y toda la actividad psíquica, de tal manera que en el cerebro, animal y humano, es un sistema enorme de información. El cerebro es el medio consistente de las sensaciones, percepciones, imágenes de todo tipo, que pueden tenerse en tiempo real y reactualizarse por la memoria, pudiendo ser registradas, procesadas, manipuladas…, dando lugar a toda la variedad de la actividad psíquica.
La información es mucho más fundamental que la materia o la energía. La información es el hilo conductor que conecta todos los fenómenos que vemos a nuestro alrededor y lo que explica su origen. Nuestra realidad está hecha en última instancia de información.
Información en el ADN. El gen como unidad de información
La información escondida en el ADN controla cientos de diferentes eventos que ocurren en las células del cuerpo humano, así como el funcionamiento de sus propios sistemas, las características físicas, desde el color del cabello y de los ojos, hasta el tamaño de una persona. Por ejemplo, que la presión sanguínea de una persona sea alta, baja o normal depende de la información del ADN.
En esta etapa, es importante señalar que desde el primer ser humano, miles de millones de copias de ADN en los billones de células humanas siempre han existido en toda perfección en la misma complejidad en que las encontramos hoy en día. Es absurdo afirmar, que podría ser el resultado de coincidencias.
Es tan importante que una sola molécula de ADN humano contiene suficiente información como para llenar una enciclopedia de un millón de páginas o para llenar alrededor de 1.000 libros. Recuerda bien este hecho: 1.000.000 páginas de enciclopedias o el equivalente a 1.000 libros. Esto quiere decir que el núcleo de cada célula contiene información suficiente como para llenar una enciclopedia de un millón de páginas con información que se utiliza para controlar las funciones del cuerpo humano. Para hacer una analogía, podemos considerar como incluso la Enciclopedia Británica que se compone de 23 volúmenes, una de las más importantes fuentes de información en el mundo, sólo tiene 25.000 páginas. Así, ante nuestros ojos aparece una imagen increíble.
En una molécula que se encuentra en un núcleo, que a su vez es mucho más pequeña que la célula microscópica que lo alberga, existe una base de datos 40 veces más grande que la mayor enciclopedia del mundo, la cual contiene millones de datos de información.
Esto quiere decir que se trata de una inmensa enciclopedia de 1000 volúmenes, única y que no tiene igual en el mundo. Una enciclopedia en la que cada información, existente en los genes, seria leída a cada segundo de forma continua, sin pausa y que haría falta un siglo para terminar de leerlo. Y si tuviéramos que imaginar la información del ADN en forma de libros, los libros que ordenaríamos uno encima de otro alcanzarían una altura de 70 metros. Las estimaciones más recientes han revelado que esta inmensa enciclopedia contiene tres mil millones de “sujetos” diferentes. Por otra parte, si la información del ADN tuviera que ser escrita, el documento iría del Polo Norte al Ecuador.
Estos ejemplos no son sino una muestra de la impresionante cantidad de información contenida en el ADN. Pero, ¿cómo podemos hablar de una molécula que contiene la información? Porque no se trata de un ordenador o de una biblioteca, sino sólo un pedazo de carne que es cien mil veces más pequeño que un milímetro y que se compone sólo de proteínas, grasas y moléculas de agua. Es un milagro de proporciones gigantescas que esta pieza infinitesimal de carne pueda contener y almacenar cualquier información.
Las computadoras, de nuestros días, son la forma más avanzada conservación de la información. Una masa de datos, hace 30 años, podría ser almacenada en un ordenador del tamaño de una habitación, ahora se puede almacenar en pequeños “discos”, a pesar de la última tecnología inventada por la mente humana, después de siglos de conocimientos acumulados y años de esfuerzo, está muy lejos de lograr la capacidad de conservación de un solo núcleo celular.
¿Cómo puede una cadena invisible al ojo humano, que consiste en átomos colocados en una hélice con un diámetro de alrededor de una mil millonésima de metro, puede contener tal capacidad de información y de memoria? Añadamos a esta pregunta: así como cada uno de los 100 billones de células de tu cuerpo sabe un millón de páginas de información de memoria, ¿Qué número de páginas de enciclopedia puedes, como un ser humano inteligente y consciente, memorizar a lo largo de su vida? Más importante aún, la célula utiliza esta información a la perfección, altamente planificada y coordinada en los lugares apropiados, y nunca comete un error. Incluso antes de que un ser humano nazca, sus células ya han iniciado el proceso de su construcción.
Si la información en el libro o la computadora ha sido escrito por alguien, entonces quien ha “escrito” el ADN, esta molécula con una tecnología muy superior y mucho más avanzada y que está concebida de la forma más perfecta, creada e insertada en una célula minúscula, que es, como tal, ¿otro milagro? Además, hasta la fecha, no ha perdido ni una sola de sus propiedades después de miles de años.
Los átomos constituyentes del ADN están dispuestos de tal modo que la máxima cantidad de información puede ser almacenada en el menor espacio posible. La probabilidad de la formación accidental de un solo gen de los 200.000 que constituyen el ADN es tan baja que incluso la palabra “imposible” lo expresa imperfectamente.
¿Qué implicaciones y que derivaciones se pueden extraen de los Sistemas de Información presentes en la naturaleza? ¿La información está relacionada con una fuente de inteligencia?
La materia no puede producir información
Todos estos acontecimientos extraordinarios no pueden, claramente, ser atribuidos a simples coincidencias o la capacidad de las propias células. ¿Quién dirige estos acontecimientos que tenían lugar dentro de la célula, quien los crea con un propósito específico y tiene la inteligencia y el poder necesarios para la introducción de miles de millones de datos de información en un espacio tan pequeño, invisible a simple vista? descubra que una sola célula humana contiene suficiente información como para llenar cientos de páginas de enciclopedias, comprende el extraordinario milagro de la creación que representa.
Hemos mencionado anteriormente de que el ADN de los seres vivos contiene una increíble cantidad de información comprensible. Algo tan pequeño como la cien milésima parte de un milímetro de tamaño contiene el equivalente a una “base de datos” que especifica todos los detalles del cuerpo físico de un ser vivo. Además, el cuerpo también contiene un sistema que lee esta información, la interpreta y genera una “producción” encadenada gracias a esta. En todas las células vivas, la información contenida en el ADN es “leída” por diferentes enzimas y las proteínas son producidas de acuerdo a esta información.
Este sistema hace posible la producción de millones de proteínas a cada segundo, del tipo correspondiente y en el lugar preciso que nuestro cuerpo necesita. De esta manera, las células muertas de los ojos son reemplazadas por células vivas nuevas y las células sanguíneas viejas por otras nuevas.
En esta etapa, analicemos la reivindicación del materialismo: ¿es posible que la información del ADN puede ser reducida a la materia, según lo sugerido por los materialistas? En otras palabras, ¿podemos aceptar la idea de que el ADN es solo una masa de materia y que la información que contiene es el resultado de la interacción aleatoria de estos “bits” de la materia?
Todas las investigaciones científicas, los experimentos y las observaciones realizadas durante el siglo 20 muestran que la respuesta a esa pregunta es totalmente negativa.
El director del Instituto Federal de Física y de la Tecnología de Alemania, el profesor. Dr. Werner Gitt, dice al respecto:
“Un sistema de codificación siempre implica un proceso intelectual no material. Una materia física no puede producir un código informativo. Todas las experiencias muestran que cada información creativa representa un esfuerzo mental, que es la huella de una persona dotada de un espíritu inteligente, habiendo ejercido su propia voluntad… No existe ninguna ley de la naturaleza conocida, ningún proceso conocido ni ninguna secuencia de eventos conocida que pueda hacer de la información llegar a ser materia por sí misma”
La conclusión de los teóricos de la información después de una serie de estudios establece que “la información es diferente de la materia. Nunca puede ser reducida a la materia. Los orígenes de la información y de la materia física deben ser estudiados por separado.
Por ejemplo, consideremos la fuente de un libro. Un libro se compone de papel, tinta, y la información que contiene. El papel y la tinta son los elementos materiales. Su fuente es la materia: el papel está constituido de celulosa y la tinta de ciertas sustancias químicas. Sin embargo, la información contenida en el libro no es material. Además, este espíritu determina como se usará el papel y la tinta. Un libro se forma primeramente en el espíritu del escritor. El autor construye una cadena lógica en su espíritu y ordena sus frases en un orden. En un segundo paso, el las reduce por escrito bajo una forma material, es decir, que el traduce la información presente en su espíritu en letras, utilizando una pluma, una máquina de escribir o un ordenador. Más tarde, estas letras serán impresas por una editorial y tomaran la forma de un libro hecho de papel y tinta.
Así que podemos formular esta conclusión general: “Si la materia física contiene información, entonces esta materia debe haber sido diseñada por un espíritu que poseía esta información. En primer lugar hay el espíritu del entendimiento. Luego este espíritu traduce la información que posee, lo que constituye el acto de la concepción.”
El origen de la información dentro de la naturaleza.
Cuando aplicamos esta definición científica de la información a la naturaleza, obtenemos un resultado muy importante. Como la naturaleza desborda información (como es el caso del ADN) y ya que esta información no puede ser reducida a la materia, por lo tanto su fuente es distinta a la materia.
El material que contiene la información está controlada por el poseedor de esta información. La información contenida en el ADN ha sido diseñada y creada por Dios, el poseedor de una inteligencia sin igual.
Un gen es un paquete de información, no un objeto… En biología, cuando se habla de cosas como los genes, genotipos y el acervo genético, se habla de información, no de una realidad física objetiva… Esta falta de puntos de referencia en común entre la materia y la información hace de ellas dos dominios de existencia distintos, que deben ser estudiados separadamente bajo los términos que los son propios.
Así, contrariamente a las suposiciones de los materialistas, la fuente de la información en la naturaleza no puede ser la materia misma. La fuente de la información no es material, sino una sabiduría superior más allá de la materia. Esta sabiduría existía antes de la materia. La materia fue creada, formada y organizada por Dios quien es el Poseedor de esta sabiduría.
Cuando analizamos las unidades fundamentales de la realidad, las que lo componen todo a nuestro alrededor, creo que ya no debemos pensar en estas unidades como fragmentos de energía o materia, sino que deberíamos pensar en ellas como unidades de información. Me parece que la mecánica cuántica, nuevamente, supone la clave para entender este fenómeno, porque la mecánica cuántica tiene otra propiedad (que supongo que a personas como Einstein no les gustaba) que es la siguiente: en la mecánica cuántica no se puede decir que algo exista o no a no ser que se haya realizado una medición, así que es impreciso decir: «tenemos un átomo situado aquí» a no ser que hayamos interactuado con ese átomo y recibido información que corrobore su existencia ahí. Por ende, es incorrecto lógica y físicamente, o mejor dicho experimentalmente, hablar de fragmentos de energía o materia que existan con independencia de nuestra capacidad de confirmarlo experimentalmente.
De algún modo, nuestra interacción con el mundo es fundamental para que surja el propio mundo, y no se puede hablar de él independientemente de eso. Por esta razón, las unidades de información son lo que crea la realidad, no las unidades de materia ni energía. La clarísima separación que existía en otro tiempo entre la química inorgánica y la orgánica era por un motivo de peso.
Sin influencia ajena, en la naturaleza sólo se producen compuestos orgánicos por la actividad de organismos vivos. Con la muerte del organismo comienza el proceso inverso: las sustancias orgánicas se descomponen en sus componentes inorgánicos. Cuando en 1828 el químico alemán F. Wöhler transformó cianato amónico, que es claramente inorgánico, en urea que es un compuesto orgánico, esta distinción básica desapareció.
Gracias a investigaciones sistemáticas y orientadas a esta meta, hoy estamos en condiciones de sintetizar numerosos compuestos orgánicos. Para lograrlo es indispensable tener un buen conocimiento de química y de sus métodos de trabajo, en otras palabras: el uso de la inteligencia. Si consideramos a los seres vivos desde el punto de vista fisicoquímico, constatamos que en las plantas, los animales y en el hombre no hay procesos que contradigan a los procesos fisicoquímicos fuera de los organismos vivos. Las bien conocidas leyes de la naturaleza aquí también están íntegramente en vigor. En el plano químico y físico no existe, por lo tanto, en principio ninguna diferencia entre la materia inorgánica y la materia de los organismos vivos. Las conjeturas neo darwinistas sobre el origen de los primeros seres vivos en la atmósfera de un caldo orgánico primitivo, se salen de este conocimiento, al afirmar que hay una transición relativamente fácil y poco problemática en la que se pasa de materia inanimada a organismos vivos. Pero no hay que confundir un organismo vivo con la materia en los organismos vivos. La complejidad de un organismo vivo no se puede comprender adecuadamente bajo el punto de vista aislado de sus componentes individuales.
Los organismos vivos tienen como ingrediente importante, la información, que pertenece al ámbito del espíritu y que la materia no puede producir por sí misma. Es esta información la que hace que cada ser viviente aspire a desarrollar su forma determinada y sea capaz de reproducirse.
Cuando escuchamos «En uno de nuestros dispositivos hemos logrado que unos virus de bacterias evolucionen… Este proyecto ya ha tenido éxito. En tan sólo tres días, hemos podido aislar un mutante que disponía de la resistencia adecuada. Este ejemplo muestra que es posible imitar el proceso evolutivo en el laboratorio». Estas afirmaciones dan la impresión de que se ha logrado producir una evolución en el experimento. En realidad, esos experimentos partían de organismos vivos ya existentes.
En la naturaleza inanimada no existe el principio de la reproducción (que se basa en una información inherente). La información es pues el criterio característico para distinguir claramente un organismo vivo de una materia inerte. El fenómeno de la vida es una cualidad que está más allá de la física y la química. Precisamente los así llamados experimentos evolucionistas que pretendían probar el origen de la vida como fenómeno puramente fisicoquímico, confirman nuestra posición: ¡Ningún experimento fisicoquímico puede producir información! Aquí tampoco se ha creado información nueva, sino que con la información existente se llevan a cabo experimentos que no proporcionan una respuesta acerca del origen de la información.
En ningún laboratorio del mundo se ha logrado jamás “producir” organismos vivos partiendo de materia orgánica inanimada. Esto es tanto más notable si se tienen en cuenta las numerosas posibilidades de manipulación en los seres vivos que la biotécnica ha desarrollado. Es interesante que la biotécnica siempre parte de lo vivo y meramente intenta manipularlo. Es evidente que el abismo entre los procesos quimiotécnicos y la biotécnica es infranqueable. Incluso suponiendo que algún día a fuerza de investigar infatigablemente y haciendo uso de todos los conocimientos adquiridos, se lograra cruzar el abismo, al fin y al cabo, esto sólo demostraría que originar la vida requiere inteligencia y una facultad creadora.
Hasta Darwin tenía una idea de Dios cuando dijo en su libro “El origen de las especies mediante selección natural” escribió:
“Probablemente haya algo grandioso en la concepción de
que el Creador soplara el germen de toda la vida que hoy nos
rodea”
Esta formulación de Darwin reconoce a Dios como autor del desarrollo general cósmico y biológico en todo el universo. De parecida calidad fiable son los principios empíricos sobre la información, de manera que por primera vez tenemos la posibilidad de obtener argumentos extremadamente sólidos ya en el plano de las leyes naturales.
Aunque la materia y la energía son magnitudes fundamentales necesarias para los organismos vivos, en principio, no valen para diferenciar los sistemas vivos de los inanimados.
La característica central de todos los seres vivos, sin embargo, es la «información» contenida en ellos para llevar a cabo todos los procesos de funcionamiento (la realización de todas las funciones de la vida, la información genética para la propagación). Los procesos de transmisión de información desempeñan un papel fundamental en todo lo viviente. De este modo, cuando los insectos transportan el polen de una flor a otra, se trata ante todo de la transferencia de una información de naturaleza genética. La materia involucrada es de poca importancia. Aunque con esto, naturalmente, no hemos dado una descripción completa de la vida, hemos mencionado un factor esencial de la misma.
Sin lugar a duda, el hombre es el sistema de tratamiento de información más complejo. Si sumamos todos los procesos de dentro del hombre, es decir, los conscientes (lenguaje, control de la información de los movimientos motores intencionados) y los inconscientes (funciones de los órganos y del sistema hormonal controladas por la información) entonces diariamente se tratan bits de información.
Esta altísima cifra astronómica que expresa la cantidad de informaciones tratadas diariamente por el hombre supera un millón de veces el conocimiento total de la humanidad tal y como está archivado en las bibliotecas del mundo, evaluado en bits.
Principios empíricos de la Información.
Si consideramos la cuestión acerca del origen de la vida, bajo el punto de vista de la teoría de la información, debemos tener en cuenta, como en todo sistema que lleva o trata información, los siguientes principios empíricos:
1. No hay información sin código.
2. No hay código sin un acuerdo libre y deliberado.
3. No hay información sin Emisor.
4. No hay cadena de información que no tenga al principio un Autor Inteligente.
5. No hay información sin una fuente inteligente inicial; dicho en otros términos, la información es en su esencia una magnitud mental y no material.
6. No hay información sin voluntad.
7. No hay información sin los cinco niveles jerárquicos: La estadística (aspectos de la frecuencia de las señales y de su transmisión). La sintaxis (aspectos del código y de las reglas para construir las secuencias correctas). La semántica (aspectos del significado). La pragmática (aspectos de las acciones). La apobética (aspectos del resultado y de la meta).
8. No hay información originada por el azar.
Contrastando con la teoría de la evolución, podemos entonces definir la vida más ampliamente:
Vida = parte material (aspecto fisicoquímico) + parte inmaterial
Con esta fórmula concisa queremos realzar que aparte del componente material, la vida posee un componente inmaterial. A la parte inmaterial pertenece la información que proviene de una fuente espiritual.
Pero con esto no queda descrita en modo alguno la parte inmaterial de la vida. Esto se ve en el hecho de que al poco tiempo de su muerte, los seres vivos aún conservan su información en las células, pero les falta algo muy básico, a saber, lo que distingue la vida de la muerte. Aunque cualquiera puede ver esta diferencia, la ciencia, sin embargo no lo puede explicar. Así que es incomprensible que los evolucionistas sigan creyendo que algún día se podrá explicar el origen de la información por medio de procesos puramente materiales:
Su proposición «La información se origina de la no información», contradice a todos los principios empíricos y, por lo tanto, no tiene relación alguna con la realidad. Los ocho principios de la información expuestos más arriba, sin embargo, han sido muchas veces confirmados por la experiencia y en ningún laboratorio del mundo se ha demostrado experimentalmente que sean falsos. Es, por tanto, consecuente, plantearse la siguiente pregunta: « ¿No procederá la vida de un proceso creador con un objetivo determinado?»
La teoría evolucionista, sin embargo, pretende que la información presente en los organismos vivos no necesita emisor. Esta afirmación queda ampliamente refutada por la experiencia diaria de los principios de la información citados más arriba. Por esta razón, las leyes naturales sobre la información son hoy las que más argumentos sólidos nos proporcionan en favor del origen de la vida por medio de la creación.
-Ismael F. Pérez
Licenciado en Ingeniería Aeronáutica